Aquel libro hecho
pedazos,
amordazado en la
estantería del olvido.
El resto de libros,
cubiertos de polvo y
mirando de soslayo,
van haciéndose eco
de la historia que cuentan
sus páginas sepia
- que es el color con el que viste
el pasado.
Juramos
no volver a hablar sobre ello,
y al final lo revivimos para
bailar una vez más sobre
los recuerdos.
¿Y aquel hombre que pasea sin saber,
que la suerte es para quién la busca
y que del cielo sólo cae lluvia
y alguna que otra fotografía rota?
Resulta que la vida nunca llama
antes de entrar
ni avisa al salir
dejándote con el alma desgarrada
y la lengua anudada a la garganta.
- Y eso es vivir. - me dijo aquella
mujer
en el tren de vuelta a casa.
en el tren de vuelta a casa.
Cuando el apego acecha
perdemos el control,
las riendas dejan de ser riendas
y se transforman en sogas de nudo
corredizo.
La vida sin dolor es como una
película en la que todos pierden,
pero nadie gana.
El dolor es tan necesario como
el aire que transformamos
para respirar.
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